Hombres y mujeres de pasión y fuego
Querido Timoteo:
¡Tienes razón! Creo que mis cartas anteriores con sus definiciones acerca de la pasión evangelizadora pueden ser claramente verificables en la historia del cristianismo y del movimiento misionero a través de los siglos. Es posible que no pueda entrar en este artículo por las limitaciones que me impone el estilo epistolar en sí, pero no quisiera obviar algo que ha sido mi costumbre desde recién convertido.
Debo confesarte que desde recién convertido mi corazón me arde dentro de mí cada vez que cito, leo o escucho acerca de los hombres y mujeres presos en la pasión evangelizadora. Esos hombres y mujeres de fuego que engalana nuestras páginas de héroes y heroínas de la fe. Los he contemplado, escuchado, vivido con ellos, hasta que casi he sentido el pulso de ellos. Sus pruebas y dificultades, sus oraciones y lágrimas; sus gozos y tristezas, han sido mío. He transitado con ellos la negra noche del alma, ese tiempo cuando parece que hasta el cielo, no los oía ni los comprendía. Pero ellos se aferraron a la pasión evangelizadora que los consumía y no se dejaron arrastrar por la auto conmiseración. Se lanzaron a la conquista de naciones, reinos, pueblos y cambiaron la historia de esos lugares. Hoy en esas naciones reina la luz donde antes imperaba la barbarie. Entonces viendo esas vidas triunfantes. Una y otra vez, he caído de rodillas y dicho al Señor como el profeta: “!Oh, si rompieses los cielos y descendieras!” Una cosa me impresiona al estudiar esas biografías de hombres y mujeres de Dios: !Tenían pasión evangelizadora! Y no pedían perdón ni permiso para desplegarla en beneficio de otros.
Comenzaré la galería de mis héroes citando al Conde Von Zinzendorf, fundador de la comunidad de los Hermanos Moravos, la iglesia evangélica que más misioneros envió al mundo perdido, de tal manera que cuando Guillermo Carey, salió desde Londres para ir a la India, ya los moravos tenía unos 300 misioneros en todos el mundo... Este era el secreto que motivó su pasión evangelizadora: “Tengo una sola pasión: es Él y sólo Él”
Pasión evangelizadora fue lo que le llevó a exclamar a Francisco Javier, en la cubierta del buque hindú que le llevaba a los países en donde nace el sol, y ante la visión de los muchos sufrimientos que le esperaba: “Todo eso y más, !oh Dios mío! Con tal que pueda cosechar almas para tu reino”. Su sueño era llegar a la China; pero una y otra vez se lo impidieron, ante la negativa reiterada dijo: “Lo que nos llena de valor es que Dios mismo ha inspirado en nosotros este pensamiento...y que no dudamos de su poder que sobrepasa infinitamente al rey de la China” Entonces, lo volvió a intentar. Las autoridades se lo impidieron y llegó a la Isla de Sanchón...se cuenta que antes de morir, fue llevado a las puertas de la muralla y entonces conmovido exclamó: “!Piedra, piedra, piedra! Cuando te abrirás para mi Señor Jesucristo” Puede ser que nosotros pudiéramos criticar sus métodos; pero lo que nunca se podrá negar era su pasión evangelizadora que poseía.
Inflamado por esta misma pasión evangelizadora, en 1793 Guillermo Carey, desembarcó en Calcuta y desde allí comenzó un ministerio con muchos sufrimientos, entre ellos: enfrentarse a una cultura que sacrificaba a sus niños en el río Ganges y quemaba a las viudas junto al cadáver de su esposo; la compañía Británica que era prácticamente la dueña del comercio indio, lo declaró su enemigo; el doctor John Thomas, su compañero de labor misionera era un hombre de carácter difícil y derrochador de los pocos recursos económicos que recibían; su junta que lo respaldaba con recursos económicos desde Londres, casi no funcionaba; la esposa de Carey se enloqueció por el sufrimiento; tenía el trabajo de traducción de las Escrituras a unos treinta y cinco idiomas diferentes. En los momentos de mayor dificultad económica les escribió a sus amigos de Inglaterra: “Mi posición resulta ya insostenible...Hay dificultades por todas partes, y muchas más por delante. Por lo tanto, tenemos que seguir adelante”. Tal pasión evangelizadora no quedó sin recompensa. Pronto le llegaron de Inglaterra, además de los fondos necesarios para la subsistencia de Carey y sus acompañantes, otros misioneros dispuestos y disponibles para someterse a la misma pasión evangelizadora y a los mismos sufrimientos.
Impulsado por esta misma pasión evangelizadora encontramos a David Brainerd, quién logró servir al Señor entre los Indios Pieles Rojas, en medio de muchos trabajos y lágrimas. Su vida y muerte, ha sido usada por el Señor para llamar a muchos hombres y mujeres al ministerio misionero: “Dios me hacía sentir tal agonía en la oración que me empapaba de sudor, aunque estuviese en la sombra y la temperatura fuese fresca. Sentía gran preocupación por el mundo perdido, por la multitud de almas sin Cristo”-En otra parte de su diario añade: “No me importa donde y como vivía o cuales eran los sacrificios que tenía que pasar con tal de ganar almas para Cristo. Esto era el objeto de mis sueños mientras dormía y el primero de mis pensamientos al despertar”.
Es casi seguro que me han oído hablar de ese otro privilegiado con una pasión evangelizadora extraordinaria: Willian Borden. Nació millonario. Se preparó en la Universidad de Yale. Graduó con honores. Fundó una la organización: “Hope Rescue Misión”, que todavía funciona en los barrios más bajos de New Haven en Connericut. Un visitante europeo dio el siguiente testimonio de este joven: “La cosa más impresionante que yo he visto en América fue ese estudiante millonario Borden, arrodillado en la misión, con el brazo echado por encima de un vagabundo”. Borden dio su vida para ser misionero en tierras extranjeras y cuando iba de viaje hacia el campo misionero por él escogido en la provincia de Kansu, en la China, enfermó gravemente de meningitis espinal en el Cairo, Egipto. Allí murió. En su Biblia había firmado lo que pudiera ser su compromiso personal con el Señor. Borden escribió: “Sin reservas, sin retiradas, sin lamentaciones”. Algunos de los amigos de sus padres, que no eran creyentes, dijeron: "¡Que desperdicio de vida!". Pero en la economía divina no se desperdicián los recursos humanos, se invierten. La muerte de aquel brillante joven, hacen recordar las palabras de JESÚS:"De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto". Juan 12.24 (RV60) Es imposible contar hasta este momento en el cual escribo estas palabras, el número de los misioneros que fueron hace medio siglo al campo misionero inspirado en la visión, pasión y muerte de William Borden. También resuelta imposible contar los frutos que ellos llevaron desde la muerte a la vida en Cristo. Me emociona pensar por un instante, si entre aquellos que fueron, estuvieron mis padres espirituales, Carlos y Shirley Clark. ¡Oh cuanto gozo será encontrarme en el cielo con mi hermano Borden! Sólo imaginármelo, me llena de una alabanza infinita a nuestro Dios, por eso sostengo desde hace muchos años: ¡Ningún esfuerzo en la evangelización se pierde!
Pero me quedaría corto, si no te hablara, Timoteo, de David Livingstone, aquel bautista inglés, de hace dos siglos. Si vas es este día fueras a Inglaterra, y visitaras la Abadía de Westminster, allí encontrará los restos de ese hombre que es venerado por todos los ingleses. Sí, por supuesto, me refieron a David Livinsgtone. Misionero bautista. Fue al Africa con un nombramiento oficial del gobierno británico, y como agente de la Real Sociedad de Geografía, pero su pasión evangelizadora y amor por los perdidos se revelan en sus palabras en respuesta a una sugerencia para que el fuera solamente como un científico:“Yo no estaría presto a ir sencillamente como un geógrafo, sino como un misionero, y el trabajo de la geografía será secundario. La exploración de esta tierra es una obra buena solamente hasta el grado en que abra el camino para la salvación de su habitantes. Considero que la exploración geográfica es solamente el principio de la empresa misionera”.
Su intensa labor misionera solamente fue interrumpida cuando el 1 de mayo de 1873, fue encontrado muerto postrado sobre sus rodillas. Oh, mi amado marchista. Nosotros estamos caminando sobre la tierra santa de verdaderos hombres que se dieron todo por la pasión evangelizadora que los consumía.
Bien podemos cerrar esta galería diciendo lo que el autor de Hebreos dijo sobre los que poseían una pasión por Dios semejantes a ellos en el Antiguo Testamento: “!El mundo no merecía gente así!” (Hebreos 11.38 NVI)
Mi amado marchista: Siento un gozo indescriptible en este momento porque todavía me acuerdo cuando en aquel adiestramiento, viniste a mí. Me dijiste que eras un profesional universitario pero que tu corazón ardía ante el llamado de Dios. Que sentías que Dios haría grandes cosas contigo. Hoy cuando escucho de tus éxitos en la obra del Señor, sé que se lo debes a esa pasión evangelizadora que sientes hasta los huesos. ¡Alabado sea el Señor! Pero el tiempo ha pasado y es hora de terminar esta correspondencia por hoy.
Nos veremos en el Adiestramiento de este año para la Marcha Evangelizadora. ¡Allí te espero porque esa es la concentración de los hombres y mujeres de pasión y fuego de nuestra generación. Sí, Timoteo de los hombres y mujeres como tú. ¡No hay tiempo que perder!
Abrazo.
Francisco
Ps. La fotografía corresponde a los marchistas que asistieron a la Primera Marcha Evangelizadora en los Estados Unidos, eso fue en 1997, en Fort Lauderdale, Florida. Después, perdimos el rastro de varias que se han hecho. Esto parece una historia sacada de algún libro de misionología: Iglesias venezolanas, con sus propios marchistas y con sus propios recursos económicos, han hecho historia misionera en Estados Unidos y muy especialmente, han sido usados para despoblar el infiernos y poblar la Nueva Jerusalén que nos espera y que vendrá desde el cielo. ¡Alabado sea el Señor!
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1 Comments:
Todavía Dios nos dice: has algo fructifero, todavia tienes vida porque yo te la he dado, mientras estés acá en la tierra con vida puedes predicar a millones de millones de almas. Cómo y de que manera? Sólo el Espíritu Santo lo dice, sólo el Espíritu Santo te guía para hacerlo, mientras tengas vida, comienza, hay muchos lugares donde se puede comenzar, hay muchos barrios que puedes visitar, hay muchas casas que esperan porque los que habitan dentro desesperan con un sin número de crisis, sólo el Señor Jesús les traería consuelo, pero, si tú haces la diferencia y cumples con tu responsabilidad como cristiano que eres. Dios ha dado su hijo unigenito, para que todo el que en él cree, no se pierda y pueda tener vida eterna. Tenemos que cumplir con nuestro Dios Eterno, Creador. Tengo una deuda con el Eterno, y es predicar para salvar a millones de millones de almas y si no lo hago soy culpable de su perdición.
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